En esta nueva entrada de nuestro Campus 4.0 vamos a analizar la importancia del despalillado de la uva y los motivos por los que es un proceso clave a la hora de hacer unos vinos de extrema calidad.
Como todos sabemos, las uvas están unidas al raspón, la estructura herbácea que da soporte y es el sistema circulatorio que proporciona nutrientes a las bayas. Esta parte del racimo debe ser eliminada, sobre todo a la hora de elaborar vinos tintos, ya que, debido a su alto contenido en potasio, puede restar acidez a los vinos, así como introducir sabores herbáceos no deseados al vino.
Además de esto, el raspón contiene una cierta cantidad de agua, que si se incorpora en el proceso de prensado, puede diluir en cierto modo el mosto, añadiendo agua y por lo tanto, disminuyendo la cantidad de azúcares disponibles para la fermentación, así como restando, en cierto modo, color al vino ya que el raspón puede absorber en sus fibras los colorantes naturales presentes en las uvas.
Otro de los problemas que puede presentar la inclusión del raspón en el proceso de vinificación es que, si está verde, y por lo tanto no del todo lignificado, puede aportar taninos astringentes, que pueden arruinar un vino, convirtiéndolo en un caldo áspero en boca.
Desde New Holland, donde fabricamos las reinas de la recolección mecanizada de la uva, nuestras vendimiadoras Braud, nos gusta adaptarnos a las necesidades de los clientes, de forma que ofrecemos todas las soluciones que la bodega puede necesitar, desde máquinas sin despalillador, donde lo que prima es la capacidad de trabajo de la máquina ya que el despalillado se hará en bodega a la recepción del material, al sistema más selectivo de limpieza, nuestro Optigrape 2, que es el sistema más avanzado de limpieza que existe en el mercado.
Nuestro sistema Optigrape 2 tiene tres modos de funcionamiento, uno, en el que no despalilla y la uva pasa con raspón incluido a la tolva, otro que despalilla y el más avanzado, donde no solo se elimina el raspón, sino todo lo que no son uvas sanas y de excelsa calidad.
Todo comienza con la limpieza por succión en nuestros extractores, donde se eliminan la mayor parte de las hojas y los trozos de sarmientos, para pasar al sistema de despalillado.
En el despalillador, tres filas de dedos flexibles separan las bayas del raspón, desechando este por la parte trasera de la máquina y pasando las uvas a un tercer proceso de limpieza por aire.
El último proceso por el que pasa el material es una cortina de aire, que tiene la suficiente presión como para expulsar los peciolos, las uvas botritizadas, así como las uvas pasas, dejando caer, gracias a su mayor peso, las uvas perfectamente sanas a la tolva.
El sistema Optigrape 2 es la segunda generación de nuestro sistema de limpieza, y en este hemos mejorado mucho la comodidad para el operador, así como su capacidad de trabajo. Para ello se ha incorporado un sistema de auto limpieza, de forma que cuando se llega al final de la línea y se para la sacudida, el sistema inyecta agua en la corriente de aire a presión, eliminando los residuos de mosto y polvo del sistema, dejándolo preparado para la siguiente línea de viñas.
Con este sistema hemos conseguido que hasta las bodegas más exigentes, tengan el producto en las condiciones más óptimas posibles, dando una calidad de cosecha excepcional, para producir los mejores vinos.
Sin más os dejamos con la explicación de Juan Mari, donde nos explica con todo lujo de detalles el Sistema OptiGrape 2.
Hasta el próximo editorial del Campus 4.0.
