La rotación de cultivos es una práctica agrícola que se lleva a cabo desde tiempos inmemoriales, pero con la llegada de la nueva PAC se ha convertido en un requisito indispensable para poder obtener las subvenciones. En España, dicha práctica está principalmente relacionada con el cultivo del cereal. De hecho, el cereal cuenta con la mayor superficie de cultivo que existe en el país, seguida del olivar y los cultivos leñosos.
La problemática rentabilidad del cereal en la actualidad
Durante los últimos años, la rentabilidad del cereal ha ido mermando. Los factores que afectan negativamente a ello son los altos costes que conllevan su abonado y la eliminación de las malas hierbas. Esto hace que la rotación de cultivos se convierta en la mejor opción para estos casos, ya que muchas de las alternativas nos permiten controlar estas malas hierbas de manera mecánica o con herbicidas genéricos. Además, algunas de ellas aportan nutrientes a nuestros suelos y permiten que, posteriormente, los cultivos los aprovechen.
La rotación de cultivos y sus dos alternativas
La siembra de los cereales, que pertenecen a la familia de las gramíneas, tiene lugar en otoño, durante los meses de octubre, noviembre y diciembre principalmente. Durante su desarrollo nacen y crecen junto a estas otras malas hierbas que pertenecen a la misma familia. Esto hace que, para su control o eliminación, se requieran herbicidas de un alto valor. Para evitar el uso de éstos, podemos realizar esta práctica agrícola. La rotación de cultivos es una solución muy beneficiosa que se puede llevar a cabo de dos maneras:
La rotación de cultivos para el control de las malas hierbas
Uno de los métodos se fundamenta en el cambio de ciclo. Es decir, en introducir cultivos alternativos que se implantan en otra época del año. Un ejemplo sería el girasol, que es una oleaginosa. Se siembra en marzo, abril y mayo, por lo que su ciclo vegetativo se da principalmente al final de la primavera y en verano. Por lo tanto, este tipo de rotación de cultivo ofrece la opción de preparar el terreno durante el otoño y el invierno. En este periodo crecerán malas hierbas que compiten con el cereal, pero al no contar con ningún otro cultivo implantado, se pueden eliminar del terreno de manera mecánica, o incluso, aplicar un herbicida genérico como puede ser el glifosato. Tras la eliminación de estas malas hierbas, se implantará el cultivo de verano.
La rotación de cultivos para el control de las malas hierbas y la mejora del suelo
El otro método se fundamenta en la siembra de especies de otra familia, como pueden ser las leguminosas (guisantes) o las crucíferas (colza). Este tipo de rotación de cultivo nos puede ayudar a reducir el uso de fertilizantes en los posteriores cultivos o a mejorar la estructura de nuestros suelos.
Un ejemplo de cultivo alternativo sería el guisante, perteneciente a la familia de las leguminosas. El guisante comparte su desarrollo en el tiempo con el cereal, pero al pertenecer a una familia diferente se pueden utilizar herbicidas selectivos que acaben con todas las gramíneas y no dañen al cultivo implantado. Respecto a la mejora del suelo, las leguminosas son capaces de capturar el nitrógeno que hay en el aire e introducirlo en los suelos, por eso se denominan plantas fijadoras de nitrógeno. De esta manera, el cultivo del año siguiente contará con nitrógeno disponible ya en el suelo.
Otro ejemplo de cultivo que no pertenece a las gramíneas sería la colza, una crucífera. Es un cultivo con una fuerte raíz pivotante que penetra en el suelo de forma vertical. De este modo, la planta descompacta el terreno por sí misma, es decir: realiza la labor de arado mejorando la permeabilidad de nuestros suelos.
Y hasta aquí este nuevo agroconsejo New Holland desde el Campus 4.0. Os animamos a mejorar vuestros suelos, ¡vuestra gran fuente de ingresos!